Un día donamos unos muebles a una organización de beneficencia. Cuando vinieron a recogerlos, uno de los chicos altos y fornidos que hizo el trabajo le hizo un extraña petición a mamá. “¿Me regala una fruta?”, le dijo.
Un día donamos unos muebles a una organización de beneficencia. Cuando vinieron a recogerlos, uno de los chicos altos y fornidos que hizo el trabajo le hizo un extraña petición a mamá. “¿Me regala una fruta?”, le dijo.