Esto no es una receta, porque una ensalada es lo que uno quiera que sea.
Los requisitos son dos: que tenga más de una fruta y que las cortemos en trozos suficientemente pequeños para llevarlos a la boca.
El resto es el infinito territorio de la imaginación.
La de la foto, por ejemplo, además de papaya, mandarina, piña, manzana y arándanos, tiene zanahoria rallada y unos trocitos de pepino.
A veces, cuando las hacemos para adultos, les ponemos unos trocitos de jengibre o un toque de pimienta.
Para endulzarlas, basta con exprimir una naranja o agregar una cucharada de agave. Nada de azúcar, ni jugos concentrados, ni mucho menos gaseosa.
La ensalada de frutas es todo un postre, a la altura de preparaciones más elaboradas y le gusta a todo el mundo.
Y aunque sea un lugar común y es una condición para todas las recetas que sufrimos en este blog: ¡hasta un niño puede hacerla!